Todos tenemos una tendencia natural a ver el medio vaso lleno o el medio vaso vacío. La actitud que tengamos es importante porque influye en nuestro estado de ánimo y en los resultados que obtenemos en las cosas que hacemos. Por eso te invitamos a preguntarte ¿qué aptitud quiero adoptar en la vida? ¿Cómo puedo ser más optimista? En este artículo reflexionaremos en torno a algunas de esas ideas.
Lo primero a establecer es que ser optimista no implica ser ingenuo, frívolo o inconsciente, sino por el contrario se trata de percibir lo bueno de cada circunstancia (que siempre existen aspectos positivos) para tomarlos y mejorar las posibilidades que cada situación plantea. De modo que no se trata de ignorar lo malo sino de enfocar en las cosas que nos ayudarán y no en las que nos perjudicarán.
Quienes viven posicionados desde el pesimismo suelen sufrir más y tienen mayores dificultades para construir soluciones a los problemas. Perciben el entorno como amenazante y tienen mayor tendencia a encerrarse en lo dramático.
Por otra parte, el optimista tiene una percepción de la vida en general que le proporciona sensación de mayor felicidad y la idea de que no hay complicación que no pueda solucionarse. Esto es posible dado que hay una mayor actitud de apertura y un enfocarse en las salidas eficaces a los problemas, más que perder tiempo en lamentarse.
En base a estas ideas ¿no crees que vale la pena esforzarnos por tener una mirada optimista de cada situación? Ahora bien, ¿cómo lograrlo? Psicólogos de todo el mundo recomiendan algunos tips a tener en cuenta y desde Genial.guru los compartimos contigo:
1 – La duda como una buena herramienta: Si percibes que algo es exclusivamente negativo, duda de ese pensamiento porque seguramente hay algo positivo en la situación que no estás viendo.
2 – Pensamientos constructivos: Incorpora a tu vocabulario las palabras “quiero”, “puedo” y “soy capaz” como los mejores motores para responder positivamente frente a los desafíos.
3 – Haz una lista: Repasa en tu mente las cosas positivas que tienes, que de seguro son muchas.
4 – Toma tiempo para reaccionar certeramente: Cuando te encuentres ante un problema difícil de resolver, no reacciones de inmediato. Deténte, reflexiona, busca las mejores alternativas evaluando los resultados que cada una puede generar.
5 – Busca consejo: Escucha los consejos de quienes te quieren y valoran. De seguro su percepción del problema te ayudará a verlo desde otro punto de vista más objetivo.
6 – Admite tus errores: Equivocarse es aprender, es crecer. Deja de lado el ego y admite tus errores porque solo así estarás más cerca de modificar lo que haga falta para estar mejor.
7 – No te justifiques para no actuar: Muchas personas, frente a un problema dicen: “es lo que me tocó en la vida” o “a esta edad ya no puedo cambiar”. No permitas que estos pensamientos crezcan en ti como algo verdadero porque solo harán que seas un espectador de tu vida y te conformes con lo que te ocurre sin modificar lo necesario para ser feliz.
8- De las crisis se aprende: Albert Einstein decía que solo aprendemos y crecemos en las crisis dado que estas nos impulsan a sacar lo mejor de nosotros y reinventarnos. Así, las dificultades son oportunidades, lecciones de vida, para fortalecernos. Siempre de las crisis salimos reforzados y con una mayor autoestima.
Como podrás notar de trata de elegir, de decidir qué tipo de actitudes y pensamientos nos conviene tener. El pensamiento positivo puede aprenderse y de lograrlo podrás enfocarte más en las relaciones humanas, ser más constructivo, equilibrado y obtener bienestar. En este contexto una de las verdades más profundas la refleja el viejo proverbio de que “nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Se trata de un proceso de mejora de la personalidad que, aunque en lo básico se construye en los primeros años de vida, puede cambiarse.
Maestra y Licenciada en Psicología Paula Fassari
Como siempre un faro, tú Paula.