Los problemas para aprender pueden presentarse en diferente grado (comparando la edad cronológica del niño y su rendimiento real).
Decimos que un niño tiene una dificultad primaria o específica del aprendizaje cuando se le ha realizado un test de coeficiente intelectual (CI) y da normal o incluso por encima de la normal, no presenta alteraciones sensoriales (por ejemplo baja visión o baja audición, etc.) o dificultades motoras, ni tampoco dificultades emocionales que estuvieran obstaculizando su aprendizaje y que concurre normalmente la escuela pero, a pesar de todo esto, no logra aprender.
Sin encontrar una causa aparente estos niños presentan dificultades para adquirir y automatizar los conocimientos (puede ser en un área en particular o en varias). Son casos en los que no se puede explicar el por qué en forma sencilla. Lo que sí puede decirse es que la inteligencia es normal pero los instrumentos de las inteligencia se encuentran afectados.
Suele ocurrir que cuando estamos frente a dificultades de aprendizaje notemos que solo una o dos áreas de desempeño están descendidas, mientras que en las demás la persona logra desenvolverse de acuerdo a la media, o incluso por encima de la media.
Ahora, pensando desde el rol docente ¿cómo planificar la intervención con alumnos que presentan problemas para aprender? Dependiendo del área de conocimiento afectada y del perfil del niño, los abordajes serán muy diversos. No obstante ello, hay un factor que debemos tener en cuenta siempre y que es el punto de partida de cualquier intervención: las fortalezas del alumno.
Es fácil identificar los problemas, aquello en lo que no está rindiendo bien, lo que le cuesta, lo que no le sale, y es lo que solemos ver enfatizado incluso en los informes de los especialistas que realizan los diagnósticos.
Sin embargo, no perdamos de vista que todas las personas tienen una o varias fortalezas, aspectos en los que son buenos y hábiles. Potenciar dichas fortalezas dará confianza al alumno en sus propios recursos y lo predispondrá de forma positiva hacia el aprendizaje y, mientras tanto, continuaremos trabajando para reducir a su mínima expresión las dificultades presentes.
De modo que un primer paso para planificar la intervención es preguntarnos:
- ¿ En qué área tiene mejor rendimiento mi alumno?
- ¿Qué cosas le interesan y le gustan?
- ¿En qué se siente hábil?
- ¿Cómo puedo integrar estas habilidades e intereses al abordaje de las dificultades?
- ¿Cómo puedo integrar la tecnología según mis fines?